lunes, 31 de marzo de 2014

_ Mnemónica_

Mnemónica es un término que se usa para definir la primera fase dentro de la historia de la codificación de signos y fonemas. Tomo este nombre como título para el ejercicio, ya que hace referencia al uso de “objetos reales como objetos o mensajes para gentes que vivían alejadas” (Vázquez Montalbán, M.; 1985; pág.: 8)

En especial me interesa la poética que se esconde tras los “quipu” que son un conjunto de hilos que remiten a un recuerdo dependiendo del largo o del color. Esta era la forma de recordar sucesos y hechos felices dentro de determinadas tribus primitivas. Después de la interesante lectura sobre las formas de comunicación desde una visión histórica, comprendí que debería jugar con esos sistemas primitivos, pero eficaces, para cazar de mi recuerdo aquello que hubo antes del fuego.



Así hago un esfuerzo de memoria y recuerdo objetos, formas, colores que solían estar en donde ahora solo yacen cenizas. Recuerdo un gato de porcelana del cual encontré alguna pieza rota, los marcos llenos de fotografías hechos ceniza y el armario de madera. Dibujo ese recuerdo y lo conformo con masa de esculpir. Interpreto lo que recuerdo creando formas y contornos. 

Me imagino a esos objetos en el día del incendio, moviéndose como sombras, huyendo del lugar en el cual arderían. Acerco una vela al objeto y dibujo sus sombras. Escribo las huellas y marco con la tinta china las sombras de las pequeñas esculturas. Parto de un recuerdo abstracto y difícil de agarrar hasta llevarlo a una forma reconocible, para volver a hundirlo en el mundo de lo abstracto e intangible. La idea de sombra como esencia inmortalizada.

 Dejo que se vayan destruyendo las pequeñas esculturas para quedarme solo con la vela y las tintas chinas.


Me conformo con agarrar las sombras deformes y abstractas, es decir, las sensaciones que aquellos objetos y momentos han dejado en mi. Me imagino a mi madre y a Betty, nuestra bulldog francés saliendo de la fotografía y escapando de las llamas.