viernes, 21 de febrero de 2014

Dos puntos de vista. Una misma historia.

Este proyecto expositivo surge de una experiencia extrema compartida con dos personas más. Antes de que ellos dos vieran mi trabajo sobre el incendio, les pedí que cada uno escribiese un texto sobre ese día, para empezar de ese modo el catálogo.

Así comienzo de nuevo con sus sentimientos expuestos y exprimidos. Los sentimientos de mi madre y de mi padre. Ellos no sabían para que quería el texto antes, y mucho menos saben ahora, que estoy compartiendo sus historias con todos vosotros.

- VOLVER A EMPEZAR -


"Fue un hermoso día de verano, sobre las nueve de la noche (todavía con bastante luz) salíamos de un centro comercial y a lo lejos vimos un gran columna de humo, siempre impresiona, parecía que alguna parte de Marbella ardía, según nos acercábamos comprobábamos que no era en Marbella, seguimos la pista y no era en el Rosario, tampoco en Elviria, y desde La Mairena comprobamos que el incendio venía de Mijas, estaba aún lejos, no llegaría a los perros, pensamos; cada año, cada verano estamos amenazados por esos desaprensivos que por hacer daño, o por propio beneficio queman el campo sin pensar en las consecuencias.

Desde lo alto de la montaña podíamos imaginarnos lo que estarían pasando esas personas afectadas, y algo me decía que no podíamos estar tranquilos; el viento cambió de repente, venía hacia Royfonte con toda su fuerza, sólo un milagro nos libraría, aún así estaba muy lejos.

No habían pasado 2 horas cuando David nos avisó, el fuego llega AL CAMPO, en un segundo Alicia y José Miguel estaban en el coche camino de Royfonte, yo cambiándome de ropa, ¡me dejaron en casa! "

Pasé una noche horrible, se veía el resplandor del fuego, parecía que estaba a la vuelta de la esquina, temía por ellos y con gran dolor imaginaba los perros perdidos y desolados por el monte, si no estarían ya todos abrasados, no podía comunicar con nadie, las noticias decían que el fuego estaba entrando en Marbella y yo sin saber qué hacer. No sabía si coger a Bo y cuatro cosas que yo pensaba importantes  e irme de casa en dirección a dónde…, a través de twitter la gente decía que habían desalojado el pueblo de Ojén, que se habían quemado perros en una perrera, y yo temblaba.



Afortunadamente, a las tantas de la mañana aparecen mi hija y mi marido, y me cuentan que habían salvado todos los perros, ¡gracias a dios¡, que la noche fue lo más parecido al infierno.



Ya de día subimos al campo, con la alegría de haber salvado nuestros perros pero el corazón se me encogió al contemplar el paisaje, todo negro, quemado, de tanto en tanto una chimenea de humo, postes de teléfono quemados por la base, en llamas, y colgando en el aire de los cables, árboles, ¡todos¡, abrasados, aún en llamas; el paisaje era desolador, nuestra casa de piedra derruida, todos nuestros recuerdos de 30 años de profesión y de vida destruidos, no quedaba ni una foto, ni un cuadro, ni un trofeo, de aquellos conseguidos con tanto esfuerzo y dedicación durante tantos años de nuestra juventud, recorriendo kilómetros y kilómetros sin dormir para que nos dijeran que nuestros perros eran los más bonitos de la raza, sin un duro, durmiendo en el coche, fines de semana pasados en la carretera con tantas esperanzas.., y ya no quedaba ni un papel que diera constancia de aquellas años. 


Allí se quemaron muchas ilusiones, todo nuestro modo de vida de la noche a la mañana se quebró y así con 56 y 57 años ¿volver a empezar?, ¿luchar otra vez por lo mismo, sin ser los mismos?.


Absorta en mis pensamientos, pensando sólo en mí, miro a mi alrededor, estoy rodeada de tierra negra, de árboles desnudos, de olor a quemado, pero lo más desgarrador era escuchar EL CAMPO, EL CAMPO estaba mudo, silencio brutal, no había 
nada con vida a mi alrededor, todo era desolación, no se oía el pájaro carpintero, ni las tórtolas, echaba de menos los grillos que tantos días maldecía por ese cri-cri incesante, todo un profundo silencio donde 24 horas antes era un bullir de vida. 



¿Qué habrá sido de ellos? Espero y deseo que les diera tiempo a huir que su instinto los llevara a un lugar seguro. Pero cómo estarán hoy, ¿qué habrán perdido ellos? Han perdido sus árboles, su comida, su modo de vida. Volverán a empezar."


Begoña Gómez Peliz




"La tarde que se produjo el incendio, al salir de Puerto Banús vi una columna de humo y tuve una sensación que me sobrecogió y no he podido olvidar. Este hecho me llevó a subir hasta La Mairena para ver que era muy lejos donde se inició y quedarme más o menos tranquilo, aunque muy acertadamente Begoña apuntilló “el aire está cambiando”.

Cuando me avisó David no estaba todo lo preocupado que debía, ya que el verano pasado tuvimos una falsa alarma. Pero cuando llegamos, vi la situación, y tuve la seguridad que mi vida daría un giro imprevisto, como hoy sé que así fue.  Si unos meses antes un infarto me descoló psicológicamente, el incendio me remató, y solo cuatro meses después puedo decir prueba superada.

Pero vida cambiada y lógicamente, Roy, hoy es otro Roy."
José Miguel Roy