AR:¿De dónde eres, qué relación tienes con Málaga?
PM: Soy de Mijas, un municipio
perteneciente a Málaga, donde actualmente estoy estudiando Bellas Artes.
AR: ¿Qué te empujó a hacer el proyecto sobre el incendio,
cuéntanos un poco sobre como viviste el día del mismo?
PM: Lo que me impulsó a realizar
el proyecto fue la vinculación emocional con el mismo. Desde pequeña iba cada
domingo a la casa de mis abuelos maternos, que está situada en la zona de
Entrerríos. Mi familia fue una de las
afectadas ya que el fuego destruyó cultivos de aguacates y olivos. Me impactó
mucho ver toda aquella extensión de tierra calcinada.
El día que se declaró el incendio me encontraba haciendo fotos en la calle y fue en un momento en que encuadré la zona del horizonte desde donde venía el humo cuando lo vi. Consulté las redes sociales y ya fue cuando me enteré de las zonas por las que se estaba extendiendo. Aquella noche en casa estuvimos pendiente de las noticias que se emitían por la televisión local y fotografías y noticias que se compartían en las redes sociales. Al día siguiente, cuando se declaró que el fuego estaba extinguido, nos acercamos para ver los daños. Todavía me recorre un escalofrío recordar ver aquel paisaje gris, las estructuras de los árboles negras, pequeños rescoldos aún humeantes y el contraste de los contornos quemados del césped que había delante de la casa (por suerte el viento cambió en ese momento y no llegó a quemarse) con el verde que no había sido quemado, además de la sensación de ahogo porque no se podía respirar.
El día que se declaró el incendio me encontraba haciendo fotos en la calle y fue en un momento en que encuadré la zona del horizonte desde donde venía el humo cuando lo vi. Consulté las redes sociales y ya fue cuando me enteré de las zonas por las que se estaba extendiendo. Aquella noche en casa estuvimos pendiente de las noticias que se emitían por la televisión local y fotografías y noticias que se compartían en las redes sociales. Al día siguiente, cuando se declaró que el fuego estaba extinguido, nos acercamos para ver los daños. Todavía me recorre un escalofrío recordar ver aquel paisaje gris, las estructuras de los árboles negras, pequeños rescoldos aún humeantes y el contraste de los contornos quemados del césped que había delante de la casa (por suerte el viento cambió en ese momento y no llegó a quemarse) con el verde que no había sido quemado, además de la sensación de ahogo porque no se podía respirar.
AR:¿Sientes que los incendios tienen un impacto real en las
personas de Málaga en particular o crees que la gente lo vive con distancia y
desinterés? ¿A través del incendio de Málaga han surgido más conversaciones con
las personas sobre esta problemática?
PM: Es triste pero por mucha
concienciación que se tenga al respecto hasta que no te ocurre de manera
cercana no eres capaz de entender el impacto que provoca. Obviamente no existe
desinterés, pero la distancia desde la que se habla varía. No sé si se habla
más porque últimamente Málaga lleva una racha que, entre incendios e
inundaciones, no se deja de hablar de problemas medioambientales. Lo que sí es
cierto es que la magnitud que alcanzó este incendio en concreto ha dejado
bastante huella.
AR: Desde tu prisma de artista, ¿cómo colaboras en la
concienciación o en particular con tu proyecto, qué estás buscando? ¿Qué
reacción pretendes conseguir?
PM:Busco que la gente valore un poco más los recursos
que tiene a su alrededor. Es por ello que me interesa trabajar directamente con
el material natural que selecciono, que suele ser material seco o talado para
producir el mínimo impacto en el entorno. Pretendo que, al exhibirlos en forma
de pieza artística, se aprecie su textura,
su forma y su estructura.
AR: Eres muy joven, pero ¿cómo ves las posibilidades de
desarrollar una carrera artística en Málaga? ¿Sigue todo demasiado centralizado
en la capital?
PM: Afortunadamente hoy en día
Málaga cuenta con una oferta mucho más amplia en cuanto a lugares expositivos
alternativos para artistas emergentes. Hay medios al menos para empezar a
moverse en el mundo y para coger experiencia pero igualmente parece que hay que
pasar por Madrid o el extranjero para realmente afianzarse.
AR: Gracias a todos los jóvenes que están saliendo de la Universidad
de Málaga de Bellas Artes, están comenzando a surgir muchas propuestas
alternativas. ¿Qué cambios ves que están habiendo en Málaga en gestión
cultural?
PM: Se está consiguiendo una
oferta cultural de calidad, variedad e innovación en sus propuestas lo que
equivale a enriquecer la cultura local con otros matices. Esto a su vez está
permitiendo que se valore el arte desde otros puntos de vista más
contemporáneos. Nunca vamos a deshacernos de Picasso (tampoco creo que
debiéramos) pero poco a poco estamos consiguiendo que seamos referentes también
por otras cosas.
AR: Cuéntanos un poco más sobre tus piezas "Silencio de pájaros"
PM:Mi proyecto Silencio de pájaros incluye material natural recogido del incendio. Por un lado trabajo con ramas de olivo quemadas y, por otro, con hojas del árbol de aguacate previamente tratadas. A partir de la idea del vacío que queda por la destrucción del fuego generé ambas piezas, la primera evocando siluetas orgánicas a partir del espacio negativo y la segunda directamente recreando la silueta que quedó desde una vista aérea.
PM:Mi proyecto Silencio de pájaros incluye material natural recogido del incendio. Por un lado trabajo con ramas de olivo quemadas y, por otro, con hojas del árbol de aguacate previamente tratadas. A partir de la idea del vacío que queda por la destrucción del fuego generé ambas piezas, la primera evocando siluetas orgánicas a partir del espacio negativo y la segunda directamente recreando la silueta que quedó desde una vista aérea.
Con ambos trabajos trato conceptos como el vivir
en un presente muerto, el maltrato hacia la naturaleza de manos del ser humano
y la pérdida que ello supone pero, sobre todo, la confrontación entre la forma
imperecedera del concepto ‘naturaleza’ y la forma perecedera del material que
lo forma (árboles, arbustos, flores, hierba, hojas, etc.) el cual sí acaba
destruyéndose como una forma de resignación por lo ocurrido y proclamación de
continuidad gracias a la auto regeneración de la biosfera.